sábado, 7 de enero de 2012

EL DOCTOR CONTRA EL HIPNOTIZADOR LOCO


Como todo buen personaje de cómic aún sin serlo, yo también tengo mis enemigos, si de alguna manera se le puede llamar al individuo con el cual tuve que enfrentarme en una actuación. De nuevo lo misterioso nos persigue a mí y a mi hija rozándonos los talones.

Me llamaron para hacer de camarero infiltrado. Para el que no lo sepa, un camarero infiltrado es un actor que hace su show sin que nadie se de cuenta durante la comida haciendo cosas como desordenar las comandas, tirar copas, o piropear y contar chistes a los comensales. A mi esto se me da particularmente bien, ya que se me da particularmente mal servir de camarero, en definitivas cuentas me pagan por ser yo, el camarero más desastroso que nunca se ha visto, incluso cuando hacia de camarero de verdad me llevaba los aplausos de todos los clientes del restaurante.

Un loco de la innovación en los espectáculos, nos llamó para trabajar en un restaurante de segunda, cual fue mi sorpresa cuando a la hora de trabajar me encontré al mismo tiempo un mago que después haría de hipnotizador. El problema era que los espectáculos chocaban, no se pueden hacer dos espectáculo al mismo tiempo, esto era algo que se le había pasado al empresario zumbado y que desafía a las leyes físicas del espectáculo.

Como era de esperar el mago acaparó toda el espectáculo, pero al empresario se le escapaba que el hipnotizador estaba más loco que él y que cuando empezó a hipnotizar a las chicas de la despedida, no puso tope a su espectáculo, hipnotizó a medio restaurante incluso en contra del contratante. A la media hora había chicas tiradas por las mesas dormidas, como si hubiera pasado una hecatombre femenina, una chica de casi dos metros reposada en horizontal, con la cabeza y pies apoyadas en dos sillas con el cuerpo en el aire, hacia de tabla mientras el mago se subía encima y la utilizaba de cama elástica al grito de: "eres indestructible”, también pateó sin escrúpulos, bajo este hipnotizador slogan a algunas de las chicas que quedaban y las que no estaban hipnotizadas por el mago lo estaban por el vino,.

La imagen de la sala era dantesca mas de once chicas tirada en las mesas en un estado de insconciencia y las demás borrachas y la novia  servía de asiento a su compañera de ciento veinte kilos. Yo creí que íbamos acabar todos en la comisaría, porque cuando el culo de la gordita se sentó en medio del cuerpo en el aire de su compañera, ya imaginaba una clienta tronchada por la mitad, pero esto no ocurrió, e increiblemente parecía la chica indestructible, aunque al otro día seguramente padeciera de indestructibles dolores de espalda, gracias al hipnotizador y a su amiga, la fan de Justin Weber y de las pringadas.

El mago hipnotizado por su locura hipnotizadora a punto estuvo de salir a la calle e hipnotizar a media Sevilla, incluido a su duende y a David el nogmo, si se le cruzase por el camino.

En consecuencia se llevó tremenda bronca del organizador y este, de los dueños del restaurante, porque el espectáculo tenía un pequeño fallo, mientras las chicas duermen no consumen, y de eso se quejaban, en vez de hacer dormir a las clientas, las tendría que hipnotizar para que gasten su dinero.

Nunca creí en el hipnotismo, pero desde entonces me di cuenta de lo misteriosa que es la mente del hombre, y lo delicada que es, y que dejar nuestro cerebro en manos de cualquiera es un mal negocio.

Si queréis un consejo, hipnotizaros pasando un buen rato con buena música o un buen libro, pero nunca con un sudoroso, loco, pero increiblemente convincente mago. El hipnotismo existe y en manos de cualquiera, es como una pistola en manos de un mandril que juega a ser brujo de verdad, y la verdad es que los brujos existen, como existe el hipnotismo.






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